martes, 25 de mayo de 2010

El gran hermano

La oreja de Europa
COMPILADO A PARTIR DE ARTÍCULOS DEL IRISH TIMES Y THE GUARDIAN
La Unión Europa está sentando las bases de un acuerdo que permitirá a las autoridades policiales intervenir comunicaciones a través de Internet, fax y teléfonos móviles, y obligará a las empresas de comunicaciones a correr con los gastos de la intervención.
El plan, conocido como Enfopol 98, fue puesto sobre el tapete a puerta cerrada por el consejo europeo de justicia e interior el pasado diciembre. Su finalidad es combatir delitos graves como narcotráfico, abuso de menores y terrorismo.
Lo que preocupa a muchos es que no se define claramente qué constituye un delito grave, y que la policía no esté obligada a obtener una orden judicial antes de intervenir las comunicaciones. «Toda persona o empresa implicada en un delito puede ser objeto de intervención --explica Tony Bunyan, director de Statewatch, organismo de defensa de las libertades cívicas con sede en Londres--. Depende del criterio de la policía.»
Enfopol permitirá a las autoridades localizar y grabar comunicaciones por correo electrónico y teléfonos celulares a través de fronteras. Por ejemplo, los proveedores de acceso a Internet deben facilitar a las policías de los distintos países acceso a sus sistemas para que puedan localizar comunicaciones electrónicas. El acuerdo incluye un memorándum de entendimiento entre los gobiernos de Europa, EE.UU., Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Esto permitirá a la policía de cualquiera de esos países intervenir las comunicaciones de los ciudadanos de los otros.
Cada vez se envían más comunicaciones codificadas para proteger la intimidad de los usuarios. En dicho caso, Enfopol pide que se puedan descodificar y presentar en forma audible o legible. «Esto tiene que hacerse de forma inmediata, al objeto de garantizar una operación eficiente, económica y sin demora».
Para que el nuevo sistema resulte fácil y rápido de operar, una comisión secreta de expertos está poniendo a punto un procedimiento capaz de identificar a las personas dondequiera que se encuentren. Los datos a transmitirse de un país a otro no sólo deben incluir nombres, direcciones y números de teléfono, sino también números de tarjetas de crédito y de identificación personal (PIN), direcciones de correo electrónico y claves de acceso a computadoras.
Los centros donde se lleve a cabo la intervención no sólo enviarán información sobre llamadas ordinarias, sino también sobre teleconferencias, llamadas transferidas y no respondidas.

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