martes, 25 de mayo de 2010

El primer hombre biónico

NUEVA DELHI.--Un chip implantado en el cuerpo que convertiría al ser humano en un híbrido de hombre y máquina abre todo un mundo de posibilidades para la humanidad. El primer hombre que lo consiguió, el profesor Kevin Warwick, estuvo hace poco en Nueva Delhi.
Este profesor de cibernética de la universidad de Reading (Gran Bretaña) se hizo implantar un transmisor-receptor a base de chips en el antebrazo derecho el 24 de agosto del año pasado.
El chip, de 3 mm de espesor por 2,5 cm de longitud, se compone de una bobina de inducción y tres chips de silicona, y Warwick lo tuvo instalado en su cuerpo durante nueve días. Cada vez que una señal de radio emitida por sensores instalados fuera de su cuerpo era transmitida al chip, la bobina generaba una corriente eléctrica que activaba los circuitos para producir una señal de 64 bits.
Esto a su vez prendía su computadora, hacía que su oficina le diera los buenos días al llegar, encendía las luces del pasillo, le abría las puertas y permitía que su secretaria lo pudiera localizar en la ciudad universitaria. «Gracias al implante, siempre sabía dónde estaba --dice--. ¡El sueño de toda esposa!»
El chip del brazo es capaz de contener gran cantidad de datos: historia médica, el plano del barrio, y hasta el testamento del portador.
Esta tecnología puede llegar bastante lejos en el combate a las enfermedades. «Hay un hombre en EE.UU. que tiene esclerosis múltiple y no puede controlar los músculos del diafragma para abajo. Por control remoto puede decidir cuando orina.» El neurocirujano Ross Davis cree posible controlar una erección del mismo modo.
Warwick cree que de aquí a cinco años los chips implantados podrán contener diversos datos sobre su portador, registrar transferencias monetarias, historias médicas, detalles del pasaporte y antecedentes penales. Podrían servir de despertadores internos: bastaría programarlos para dormir las ocho horas de sueño que necesita el cuerpo. No sólo eso: al estar implantados en el organismo serían poco menos que imposibles de robar. Se calcula que en veinte años el mercado internacional de implantes tecnológicos rendiría beneficios del orden de 20.000 millones de dólares.
Los detractores de Warwick han puesto el grito en el cielo afirmando que está tomándose atribuciones que corresponden a Dios al tratar de mejorar la especie humana. Y más fuerte habrían chillado de haber sabido que los investigadores trataron de asignar al chip el número 666, el de la Marca de la Bestia. Por alguna razón no funcionó y escogieron el 161.
La obsesión de Warwick por esta tecnología proviene de su sueño de mejorar la capacidad del ser humano y convertirlo en superhombre. Dice: «Es posible conectar medios tecnológicos al cuerpo y la mente para superar nuestra capacidad».
Tales ideas deben de andar dándole vueltas en la cabeza desde niño. Su padre sufría de agorafobia o temor a los espacios abiertos, y pasó dos años sin salir de casa cuando Kevin tenía unos 8 años. «Le abrieron un par de agujeros en la cabeza --cuenta--, cortaron unas pocas neuronas y quedó sano. La transformación fue increíble. Alterar un cerebro es toda una experiencia.»
THE WEEK

1 comentario:

  1. hola señores, estoy muy de acuerdo que podremos mejorar nuestra especie... mi nombre es carlos ismael tun tun y he tenido ese sueño desde k era niño saludos...

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